El otro día visité una empresa del sector de la automoción (TIER 2) que llevaban unos seis meses trabajando con la metodología para el aseguramiento de la Calidad en planta QRQC (Quick Response Quality Control).
En esa visita su jefe de fábrica me explicaba que en realidad su Calidad no había mejorado y que no entendía el poco impacto que había tenido la implementación de dicha metodología.
Personalmente no conozco mejor sistema que el QRQC para mejorar de forma crítica la Calidad en una fábrica, pero tengo muy claro que hay que hacer las cosas bien. Para conseguir que esta metodología funcione hay que asegurarse que contamos con estos cuatro elementos básicos:
- El punto más crítico, en QRQC el nuevo responsable de Calidad de la empresa es el operario. Es él quien crea valor y vive donde ocurre la magia. Los operarios deben creérselo y eso sólo ocurre cuando los que estamos a su alrededor actuamos en consonancia.
- El operario, como máximo responsable de la Calidad en la empresa, tiene la capacidad de convocar cualquier persona de la organización para que le ayude en lo que necesite a mejorar la Calidad de los procesos. De un compañero al Director General, pasando por cualquier técnico, ingeniero o especialista que tiene el conocimiento o acceso a recursos que el operario pueda necesitar.
- Esta metodología es ‘Quick Response’ y cómo tal significa que siempre deberemos actuar rápido. Si nuestra organización trabaja con la estructura normalmente saturada, ya sea por exceso de gestión (demasiada complejidad en el día a día) o por trabajar en demasiados proyectos de mejora a la vez, no podremos dar servicio al Operario y se romperá el sistema y se agotará su paciencia.
- El QRQC se basa principalmente en el ciclo virtuoso de mejora de Deming PDCA. Y en occidente somos de ‘Plan’ y ‘Do’, o sólo de ‘Do’ a veces… Debemos invertir tiempo (y eso es un coste a corto) para chequear que el plan de mejora o simplemente para detectar que las medidas propuestas han tenido el impacto deseado y que hemos eliminado el origen del problema.
Si os fijáis todo va en la misma dirección, las fábricas del futuro no son verticales y el operario está en el centro de las mismas, son su corazón. Así la responsabilidad de la calidad, la mejora continua, el mantenimiento de los equipos y la productividad de las máquinas serán del Operario pero no sólo eso, esto no es una responsabilidad imposible o vacía. La clave está en que tendrá acceso a poder cambiar lo que no funciona o a pedir ayuda cuando su ‘responsabilidad’ lo requiera, así las fábricas crecen y mejoran y la estructura, los gestores, poco a poco somos más prescindibles en el día a día, como debe ser.
Artículo de Sergi Mussons, socio-consultor de QRM Institute