Tradicionalmente y en muchos casos, el departamento de mantenimiento ha sido un departamento secundario, casi como si fuera externo a la empresa. Le llamamos mantenimiento al trabajo que se realiza cuando hay una avería o anomalía de funcionamiento. Una vez solucionado el problema, vuelve a quedar olvidado.

Quizás en un tiempo pasado esto era adecuado y correcto, pero hoy en día, con el aumento continuo de la exigencia de optimización de la productividad, calidad y seguridad, las empresas se ven obligadas cada vez más a aplicar la mejora continua y a automatizarse y transformarse progresivamente a industria 4.0. Por lo que el departamento de mantenimiento debe evolucionar y dar un salto cualitativo, adquiriendo más protagonismo, optimizándose, implicándose y participando en el crecimiento y evolución de la planta industrial. El concepto de mantenimiento ya no es el de ir al médico cuando uno se encuentra mal, sino que es una práctica diaria vital para estar en plena forma y conseguir la excelencia.

Mantenimiento no sólo repara y mantiene, ya no se trata sólo de eso. El personal del departamento de mantenimiento, debido a las tareas que realiza, conoce las máquinas y parte de los procesos con una experiencia y punto de vista que nadie más en la empresa puede tener. Además, el personal de mantenimiento no puede pasar un problema complicado a otro departamento. Tampoco le vale dejar las cosas a medias, o funciona o no funciona. Cuando una tarea no está bien realizada, la incidencia no tarda mucho a volver a surgir, generando incluso un problema de más envergadura. Con el paso de los años, el personal de mantenimiento que está implicado, aprende a hacer las cosas bien a la primera y desarrolla una gran capacidad de previsión de lo que puede fallar e ir mal. Además, los mecánicos están acostumbrados a trabajar a contra reloj y con mucha presión. A veces, poniendo en riesgo su propia seguridad, lo cual hace que con el tiempo generen una gran capacidad de sangre fría, serenidad, análisis, diagnóstico, elaboración de plan de acción rápido y coordinación de tareas.

Por otra parte, actualmente, a mantenimiento no sólo se le pide que repare averías o que ponga en marcha nuevas máquinas e instalaciones junto con el fabricante de éstas. Los profesionales de mantenimiento cada vez participan más en la adaptación del entorno de trabajo a las 5S, de las máquinas al SMED, o incluso en la mejora de mecanismos para aumentar su eficiencia.

Es muy común que haya reuniones para hablar sobre nuevos proyectos, problemas o puntos de mejora, sin tener en cuenta quién tendrá que montarlo, repararlo o incluso fabricarlo finalmente. No se puede comprar una nueva máquina o industrializar un nuevo producto ignorando a quienes puedan tener conocimientos e ideas valiosas para aportar. En ese sentido, mantenimiento debe participar en la definición, construcción y evolución de la empresa. Es muy importante tener claro que este departamento ya no puede ser más un servicio a producción, sino que debe ser un colaborador que esté al mismo nivel y pueda tener un trato de tú a tú; teniendo en cuenta que esto no significa que se desentienda de cuáles deben ser las prioridades productivas y no se mantenga la alineación con los demás departamentos.

Por otro lado, el propio nombre de “departamento de mantenimiento” ya es un error en sí mismo, ya que lo limita a una sola tarea que, si bien era lo normal en los años 80 o 90, actualmente ya no debería serlo. Toda empresa que quiera estar a la vanguardia y ser productiva, hay que repetirlo tantas veces como sea necesario, necesita un departamento de mantenimiento que no sea un satélite al servicio de producción. Debe ser parte activa e imprescindible en las acciones de mejora continua y, por tanto, en la toma de decisiones y en la propia dirección de la empresa. Por ello, el nombre más correcto que debe tener el departamento, lo que ha de configurar, aclarando qué es y cuáles son sus tareas, es “Departamento de Mantenimiento y Mejora” (DMM). El solo hecho de añadir la palabra “mejora” da un enfoque y una autoridad que empuja a entrar al departamento en un nuevo paradigma más elevado.

Se puede discrepar sobre este razonamiento afirmando que el diseño, la ingeniería, la organización industrial y la mejora continua corresponden a otros departamentos como podrían ser los de ingeniería de proceso, ingeniería de máquinas, ingeniería de fábrica, industrialización, oficina técnica, dirección de operaciones, etc. Esto es correcto también, pero siempre teniendo en cuenta y colaborando con el DMM, el cual podrá ser o no ser el responsable de la ingeniería de máquinas, de la ingeniería de fábrica u otras necesidades industriales, pero lo que está claro es que siempre deberá ser un colaborador a valorar y tener en cuenta desde el principio. En ese sentido, es conveniente que el DMM esté integrado en UAP’s junto con producción, ingeniería, calidad, y otros que se considere necesario.

Teniendo en cuenta todo esto, con el fin de empoderar el DMM, no sólo hay que darles autoridad y protagonismo, sino que se les debe formar en las técnicas más actuales, ya sean directamente de mantenimiento (TPM, RCM, RBM, GMAO), o en metodologías básicas Lean y QRM, imprescindibles para la organización de la producción y la mejora continua (5S, SMED, OEE, A3, PULL, Kanban, POLCA, FTMS, QROC, Kaizen-Kata, etc), calidad (TQM) y seguridad (PRL); así como herramientas de creación y gestión de equipos de alto rendimiento. (DISC, Engagement, Servant Leadership y EAR).

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Carles Gallego

Consultor y formador en QRM Institute